Campamento El Cedral, Una Propuesta al Turismo de Conservación en la Sierra Gorda

puerta a la sierra gorda
jose lugo ramirez
José Lugo Ramírez

La Sierra Gorda, un auténtico tesoro natural de México, se convierte en un imán para el turismo gracias a su exuberante biodiversidad y paisajes impresionantes. Sin embargo, el incremento masivo de visitantes plantea un desafío significativo para esta delicada región, especialmente en sitios como El Chuvejé, Cuatro Palos y Puente de Dios, que enfrentan una saturación creciente. Reflexionar sobre la gestión de estos lugares y sobre cómo los turistas contribuimos a su preservación es esencial para garantizar que las maravillas de la Sierra Gorda perduren para las generaciones futuras.

Guardianes de uno de los grandes pulmones de México.

A las puertas del pintoresco Pueblo Mágico Pinal de Amoles, nos encontramos con “Chema”, un auténtico guardián de la reserva de la biósfera. Chema, junto con su familia, es propietario del “Campamento El Cedral”, un proyecto privado que demuestra que el turismo puede ser una fuerza positiva para sensibilizar a los visitantes a través de experiencias significativas. Con formación en turismo, excursionismo y certificaciones en interpretación ambiental, Chema se presenta como un experto comprometido con la conservación.

Campamento El Cedral: Un Refugio Sostenible

Al adentrarnos en El Cedral, nos reciben los aromas de cedro y pino que abundan en la zona. Chema nos revela que están implementando esfuerzos notables para regenerar los suelos mediante el pastoreo controlado. Este método, que permite que los rumiantes aflojen la tierra, facilita la vitalidad de las especies nativas. Observamos pinos diminutos brotando entre los caídos, hongos, especies de flora y fauna nativas, pero… nos surge la pregunta: ¿cómo se gestiona este espacio? ¿Se requiere un gran equipo para que El Cedral esté en orden? ¿Pasa lo mismo con todos los destinos serranos?

Chema nos aclara que para ellos no es un trabajo, sino un juego; construir miradores, crear senderos seguros y mantener el lugar es una diversión para ellos, ya que aprenden jugando. Nos relata cómo surgió la piscina que alberga el principal ajolotario: “Al principio era solo una idea para que mis hermanos y yo disfrutáramos de un día soleado nadando. Fuimos construyendo con los materiales propios de la zona y un día nos dimos cuenta de que estaban estos ajolotes”.

Ajolotes y conservación: más allá de la superficie

Los ajolotes, anfibios endémicos de México, son una parte esencial de la biodiversidad de la Sierra Gorda. Aunque son más conocidos en Xochimilco, su hábitat ha sido modificado en esa área, a diferencia de las zonas serranas como El Cedral donde podemos encontrar ejemplares en su estado más puro. 

Aunque son un claro atractivo para el campamento, también es importante su preservación. Entonces,; ¿cómo logran protegerlos si forman parte de la visita guiada? Chema nos explica que es muy fácil ya que “la calidad de los visitantes es más importante que la cantidad”; su objetivo es que los turistas lleguen y refuercen esa conciencia durante la visita, contribuyendo así a un turismo más responsable sobre los espacios naturales y la fauna que conocen.

Un turismo que cuida y preserva

La Sierra Gorda nos presenta no solo la belleza natural, sino también la importancia de un turismo sostenible y regenerativo. El compromiso de personas como Chema, que ven el turismo como una herramienta para la conservación, destaca la necesidad de una gestión cuidadosa y la participación activa de la comunidad. Al visitar El Cedral, no solo disfrutamos de la experiencia, sino que también contribuimos a la preservación de este tesoro natural para las generaciones presentes y venideras.

Conoce más sobre el proyecto El Cedral:

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*Docente de la Universidad Autónoma de Querétaro, Campus Tequisquiapan